Periodista y fotógrafo

La vida puede ser maravillosa

La vida, como ya saben muchos gracias al fantástico Andrés Montes, puede ser maravillosa. Así fue ayer durante y después del último minuto del vibrante España-Argentina, en el que logramos el pase a la final y la mejor clasificación en un mundial.

Ese último minuto, muy largo debido a los tiempos solicitados por los entrenadores, tuvo un desenlace que por ajustado no fue poco merecido. En baloncesto las casualidades existen menos que en el fútbol pues el marcador no para de moverse. Cuando el ganador se impone por tan poco margen, como España ayer, suele ser porque la última parte del juego obedece a un guión milimétrico. En ocasiones las jugadas están pautadas segundo a segundo.

El caso de Munich
Así ocurrió, por ejemplo, en las olimpiadas de Munich de 1972. La final de la competición de baloncesto de aquellos juegos es el paradigma de la emoción a la que puede llegar el baloncesto. Aquel día, cuando Estados Unidos anotó a falta de tres segundos un 50-49 y los americanos comenzaron a festejar la victoria la URSS protestó ante la mesa de la organización al señalar que tras la última canasta el equipo habían solicitado un tiempo muerto, lo que había pasado inadvertido. Los árbitros le concedieron esos tres segundos y en el posterior saque de fondo Serguei Belov mandó un balón a la otra zona, donde lo capturó su hermano Alexander, que encestó el definitivo 50-51. Tras ese desenlace los americanos se quedaron tan boquiabiertos que no quedaron conformes. Prueba del enfado es que las medallas de plata aún están en Suiza, bajo custodia del COI pues los estadounidenses se negaron a recogerlas al considerar que no era el metal que les correspondía.

Semifinal de infarto
Ayer, a pocos segundos del final del partido, cuando España tenía la posesión con el marcador empatado y con tiempo suficiente para hacer dos jugadas, Argentina pidió tiempo muerto. Tras definir la táctica a seguir España se lanzó hacia el campo Argentino y entonces los sudamericanos forzaron clarísimamente una falta para que España, en vez de anotar dos o tres puntos, tuviese que jugársela a tiros libres. La cosa, hasta ahí, les salió bien a los argentinos, sólo se logró anotar un punto (el que dio la victoria), pero España, y ahí es donde se demuestra la calidad de un equipo en un momento clave, desbarató el resto de la táctica argentina con una defensa brutal que barrió el contrataque argentino y les impidió anotar, el objetivo final que perseguían. De haber logrado encestar España no hubiese dispuesti de tiempo para contratacar.

En ese último minuto España, la única selección invicta del mundial, demostró que sabe ganar por 50 puntos o por uno y eso es lo que hace que no se pueda hablar de suerte ante un equipo así. En Bwin, esta casa de apuestas es un excelente medidor de lo que puede pasar, un triunfo de España en la final, con Gasol lesionado incluido, se está pagando a 2.6o euros frente a los 1.51 de Grecia.

¿Toman nota los del fúbol?
Si España gana mañana a Grecia nos apuntaremos todos la victoria. Eso sí, casi nadie ha seguido a la selección hasta que no han llegado a esta final. La culpa, dirán, que es el desfase horario con Japón pero eso como excusa vale poco. Sobre todo cuando uno se entera de que la gente se levanta los domingos para ver a Alonso correr en una escudería que de española no tiene nada. Los que le dan patadas al balón tendrían que tomar nota, sobre todo cuando uno ve al Luis Aragonés yendo de sobrado al decir que no va a cambiar la forma de juego de la selección . Dicen que en el deporte sólo vale ganar pero yo creo que no sólo vale eso.
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