Ramón Peco

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Todos deberiamos disponer de una agencia secreta, un método genial para que la diversión de la niñez no desaparezca en la edad adulta. El niño que se entretiene solo es un niño raro, pero feliz. El adulto que lleva mal la soledad siempre tiene la posibilidad de trabajar para su propia agencia; así dispondrá de divertidos secretos y de otras maravillas que le harán feliz.

Lo que toda buena Agencia secreta espera de sus agentes: disfruten de las esperas; no automaticen su día a día; renieguen del abuso del sofá; lean mucho y bien; vean todas las películas que les sea posible; caminen; corran; viajen; no hagan turismo; no traten con distancia a los extranjeros; escuchen; visiten papelerías; coleccionen toda clase de cosas; graben el sonido de su risa con un magnetófono y escúchenla; no den órdenes; intenten ducharse con agua fría a partir de abril; aprendan todo lo que sea posible sobre los shandys y sobre la preparación de la cerveza con limón; pierdan la vergüenza; digan no con una sonrisa; digan sí con una sonrisa; no escriban demasiado en los blogs; escriban compulsivamente; enseñen lo que escriban sin pudor; no se mortifiquen; sean generosos con el prójimo; sean generosos con ustedes mismos; visiten si pueden el Ganges y vean arder a los cuerpos sobre el agua.

Etiquetas: Agencia