Periodista y fotógrafo

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Don Mariano


IMG_1376, originally uploaded by Crisssis.

A Mariano Rajoy, Don Mariano para los chicos del barrio, le queda lo que a su cara en las vallas: Poca cosa. En unos meses Don Mariano será un rostro desdibujado en la memoria colectiva. Se que es difícil comprender esto con la vorágine informativa de una precampaña, pero ya se sabe lo que pasa con las llamaradas informativas… que se acaban apagando con la misma velocidad con la que se encienden. Nos pusieron al borde del fin del mundo con las fotos de De Juana Chaos atado a la cama, con lo del titadine, y nadie nos pidió perdón por todo aquel estrés, tampoco nadie nos pedirá perdón por todo lo de ahora. Así que mejor no indignarse. Esto, por muchos empates de los que se hable, lo tiene ganado Zapatero, que no convence a casi nadie pero que, por mucho que se diga, es menos odiado de lo que se dice. En marzo pasará lo que siempre ha pasado con él: ganará pese a las dudas.

Esto puede sonar a farol, pero no lo es. Sólo hay que observar que el mayor debate que existe en el Partido Popular es una pelea entre los dos aspirantes a suceder a Don Mariano, con el agravante de que la refriega se ha producido en sus mismísimas narices. Bono estuvo atinado esta mañana en RTVE con eso de que esto es como lo de llamar al notario en vez de al médico.

Aznar, cuyo fantasma sigue aireando rencores en congresos de víctimas (a secas), falleció el 11 de marzo de 2004, pero él, para desgracia de todos, no se enteró. Ahora, por fin, a su delfín político, a su sombra en el mundo de los vivos, le ha llegado su momento. Después del verano del año que viene Rajoy será un apellido olvidado por los telediarios. La última posibilidad de seguir vivo en política que tenía Don Mariano era una falsa posibilidad: darle la mitad del timón a Gallardón. Pero, como digo, eso sólo era una falsa posibilidad (y él lo sabía). Rajoy no es dueño de su porvenir porque no es dueño de su pasado. Sin embargo, él, a diferencia del que le metió en todo este lío, lo sabe y nos dejará en paz. Eso se lo tendremos que agradecer.

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