Desalmados



Mi correo electrónico está plagado de fotos como esta que reflejan instantes tristes, innecesarios, con un toque de absurdez que sobrepasa lo tolerable. Casi nunca veo esas imágenes pues ya no tiene sentido seguir recibiéndolas, el motivo que un día hubo para estos envíos hace tiempo que se desvaneció... pero al fin y al cabo no hay una fuerza tan poderosa y persistente como la de la inercia...



Esta gente de la foto vive aquí, en Tasmania. Yo me los encuentro cuando salen del fotograma, hablando por teléfono en la puerta de un restaurante, comprando en un supermercado. Entonces me parecen mucho mejores, aunque ciertamente el peso de todos esos instantes les acompaña.



¿Será cierto que una foto roba el alma?

Encabronados





No son tiempos para estar tranquilito en casa, aunque a la mayoría no se nos ocurra otra cosa que hacer. Gran parte del descontento que deberíamos expresar vivamente se ha traslado aquí, a internet, a las redes sociales, a los blogs... y yo, que tan partidario soy de expresarme en estos cauces, la verdad es que siento que protestar sólo ahí tiene algo de estafa. Al fin y al cabo si las protestas se circunscriben a eso, a internet, muchos titiriteros se andarán frotando las manos. Bienvenidos al Guantánamo independiente de tu casa.



De vez en cuando se escucha en la calle algún grito aislado, alguna refriega, pero la cosa normalmente no da para mucho. Hay que volver a casa después de maldecir mirando al suelo y ocuparse del Facebook, o del tamagochi, o de la cosa que sea que nos mantiene ocupados.



Mientras en las calles la calma apenas la rompe nadie, excepto algún bendito estudiante que protesta porque le ponen las cosas difíciles para ser funcionario, internet bulle. De hecho, son malos tiempos para casi todos, pero no para las suministradoras de conexiones a la red, que ven como todo el mundo quiere una conexión para meterse en burbuja.info y vociferar sobre el precio de su piso o sobre el timo en el que ha picado el vecino de al lado. Tan mal anda la cosa que hasta me alegré el otro día cuando el tio ese feo de la foto le lanzaba unos gritos a Zapatero, por lo menos no lo hacía desde un foro de internet.



El año pasado, sí ese 2007 tan lejano en el que no era posible una crisis y en el que muchos andaban vendiendo y comprando terrenos como chiflados, la bronca se montaba cada dos por tres por la ETA. Nada que no apestase a terrorismo, nacionalismo, o a algún otro infame ismo importaba por aquel entonces. Todos dábamos por seguro el pisazo y el cochazo. Ahora hasta para los fachas es de mal gusto mentar a los chicos de las bombas. Total, que vamos camino de volver al cochecito y al pisito.



Al final nos pareceremos los albaneses del año 1997, cuando se lanzaron todos a la calle rabiosos al darse cuenta de que habían picado en el anzuelo de una estafa piramidal que acabó hasta con el gobierno. La diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros tenemos internet y comida hasta explotar.



Pero esto no puede durar. Puede parecernos infinito el tiempo que seremos capaces de vivir simplemente encabronados encerrando nuestros gritos en las cañerías de internet. Pero algún día, seguro que no tan lejano, la mecha prenderá y volverá a haber rebeldes. Rebeldes de verdad, no de esos que se dicen joseantonianos, ni de los que van con traje de raya diplomática y se dicen anarquistas a la vez que liberales y no se que gilipoyeces más. No, esos no, esos son los encabronados, que pueden votar a las izquierdas o a las derechas, pero que en realidad son del partido de la nevera.



Volverán los rebeldes que lo que de verdad quieren es tirarle un zapato al perro de Bush, pero también cambiar un poco el mundo para mejor. Que de eso se trata.




Película recomendada: La ola

P.D. He creado una nueva categoría. La he llamado 'incendios'. No creo que sea muy necesario explicar que clase de artículos puede englobar.

El mensaje 366


Retorno, originally uploaded by desdetasmania.blogspot.com.


Este blog dentro de unos meses cumplirá tres años. En él hay ya centenares de artículos grandes, medianos, y pequeños. Comencé a escribirlo cuando la palabra blog aparecía tímidamente en los telediarios. Aún era fácil que te mirasen de reojo por hacer esto, un blog.

Internet ha logrado ser reconocido sólo cuando algunos de los chicos raritos que impulsan esta etapa 2.0 se han convertido en multimillonarios y los grandes medios, a los que todo el mundo critica y a los que todo el mundo sigue, han bendecido el fenómeno. Ya lo dice uno de los protagonistas de Los Invisibles, de Grant Morrison:
Si no fuese multimillonario, sólo sería un loco.


Yo venía de hacer mi rodaje de dos años en aquel trozo de realidad que arrancó en marzo de 2004 y que ahora vaga sin rumbo, como una microleyenda, como el planeta errante en el que se desarrollaba uno de los tebeos de ciencia ficción que leía de crío.

No hay mes, ni prácticamente semana, en el que no haya publicado algún artículo, por breve que fuese, en Nuestro Hombre en Tasmania. Las visitas, que no son muchas, vienen de todas partes, aunque evidentemente están focalizadas en ciertos sitios, y sin embargo apenas se producen comentarios a los artículos desde hace tiempo. Por lo que objetivamente este blog no goza de buena salud.

Muchas veces me pregunto el motivo por el cual escribo aquí, pero la respuesta es siempre la misma:
Este espacio no es otra cosa que una huida hacia adelante, hacia un pequeño reducto de libertad.

Nuestro Hombre en Tasmania se ha convertido últimamente en un espejo, en un pequeño amplificador de algunas cosas que suceden internet.
Hay pocas exclusivas por aquí. Las redes sociales, el proyecto colectivo, y mi trabajo en soitu.es hacen menguar este rincón que, hoy por hoy, sólo tiene un aliado fiel: el tiempo. Pese a todo esta sigue siendo mi atalaya preferida cinco años después de que comenzara a dar señales de vida con cierta nitidez.

Seguramente, algún día comience una nueva etapa. Al fin y al cabo es de lo que va todo esto: de reflejar las mutaciones personales y del mundo que me rodea. Hoy sólo deseo celebrar este mensaje número 366, cifra mágica.


Vuestro Hombre en Tasmania.

Tutti Frutti



Cuando Little Richard difundió esta canción, Tutti Frutti, fue un escándalo. Entre otras cosas porque la letra no habla de nada, lo que se consideraba demoniaco. A propósito, una chica hace años me preguntó de que trataba la canción, y yo le respondí "está claro, habla de fruta".

Barcelona desde el aire




Volar creo que es una de las cosas más liberadoras que existen. Siempre que he montado en un avión me ha embargado una tremenda sensación de libertad. El mundo se ve tan distinto, tan lleno de posibilidades desde la ventana de un avión.

Hoy Microsiervos estrena un blog sobre aviación. La gente que compone el equipo son unos completos fans del tema, auténticos 'cazadores de aviones'. De hecho, este verano fueron los primeros que dieron la noticia sobre el accidente de Barajas en Twitter, pues se encontraban al lado de las pistas de Barajas.

El primer post que publican se hace eco de este impresionante vídeo que reproduzco aquí. Es un poco marcial para mi gusto, pero cualquiera se resiste a estas imágenes.