Con el fin del año han llegado las listas de las mejores fotos realizadas en 2012. En algunas se ha colado la foto de Obama sentado en el autobús en el que Rosa Parks protagonizó una imagen icónica del siglo XX. Es bastante chocante la gran difusión que ha tenido esa imagen teniendo en cuenta su carácter oficial.
La foto fue tomada durante la visita del presidente al Museo Henry Ford el pasado mes de abril. Allí se encuentra el autobús en el que un fotógrafo de la agencia United Press inmortalizó a Rosa Parks el 21 de diciembre de 1956. Un día después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos fallase que era ilegal el sistema de segregación racial que se aplicaba en el transporte público de Montgomery (Alabama). Estamos por tanto ante
un icono fotográfico cuidadosamente planificado. De hecho, hace unos años se supo que el hombre que aparece sentado detrás de Pars no era un pasajero cualquiera. Se trataba
del redactor que acompañó al fotógrafo que captó la escena.
Pero entre aquella imagen preparada y la de Obama hay grandes diferencias. En la de 1956 se buscaba dar fe de que Parks por fin podía sentarse en cualquier asiento de los autobuses de su ciudad sin ser detenida, como había sucedido un año antes al ocupar un asiento reservado para blancos. Los motivos que llevaron a Obama a retratarse en ese mismo autobús son mucho más prosaicos, pues con esa foto su equipo sencillamente buscaba activar la precampaña electoral.
Pero lo que muchos no saben es que
ningún fotógrafo de los que cubrían la visita de Obama al Museo Henry Ford pudo subir al famoso autobús con Pete Souza, el fotógrafo oficial del presidente -
lo explican en Bag News-. Se impedía así que los medios diesen una visión de la escena diferente a la que los asesores del presidente habían planificado con mimo. Tan meticulosa fue la maquinación que
Obama no aparece sentado en el mismo asiento que Parks. Una forma de acallar las críticas que podría suscitar el narcisismo del presidente al compararse con ella.
No es nuevo el control que la Casa Blanca ejerce sobre los fotógrafos que cubren la actividad presidencial. De hecho, fue allí
dónde se crearon los photocalls en la década de 1930 para impedir que los fotógrafos de la época retrataran a Roosevelt sentado en su silla de ruedas. Pero desde que Peter Souza se convirtió en fotógrafo oficial de Obama en 2008
resulta difícil de digerir la desmesurada actividad propagandística de los chicos de la famosa ala oeste. Aunque lo que verdaderamente cuesta entender es el desparpajo con el que algunos medios publican las imágenes que produce esa factoría.
Souza realiza imágenes muy atractivas que poco tienen que ver con las encorsetadas fotos que distribuye un gabinete de prensa. En ellas suele dar muestras de un sentido del humor que las hace aún más golosas. Muchos medios pican en el anzuelo y no dudan en publicar toda esa avalancha de imágenes gratuitas -cualquiera puede descargar una copia de esas fotos en la
cuenta de Flickr de la Casa Blanca-.