Me di la vuelta y descubrí a la luz mirándome.
Fotografía salvaje.
Fotografía salvaje
Manifiesto de la fotografía salvaje. Borrador.
Desde hace un tiempo he vuelto a estudiar fotografía, al menos de forma más o menos sistemática. La consecuencia de esto es que últimamente me cuesta hacer fotografías. Disparar no es lo más complicado, aunque también lo es. Lo más complicado es elegir, decidir sobre la foto que ha de perdurar.
Esta exploración es fascinante, pero a la vez dura. Hasta la fecha me encuentro con que hay dos importantes caminos, desgraciadamente divergentes en la mayoría de los casos: El de la aplicación rotunda de los fundamentos técnicos y científicos de la fotografía y un camino teórico que se vale de ella, sobre todo, como documento.
Fluctuando entre ambos se encuentra el camino de la estética, y mucho más allá de la técnica, de la teoría y de la estética está el instinto, que suele ser la primera víctima de los otros tres factores. La teoría lo tiraniza, la estética lo merma, y la técnica sencillamente lo obvia.
En mi rol como fotógrafo está comenzando a darse con timidez algo tremendamente nuevo: El comienzo de un lenguaje personal. De momento, lo llamaré fotografía salvaje. La palabra clave es instinto. Por tanto, las fotografías que contiene este album están marcadas por el deseo, la actitud, de no eclipsar el instinto. Técnica, teoría, y estética marchan detrás.
Espero que sepa mirarme en el espejo.
Continuará, o al menos eso espero.
Investigando para la Agencia
Todos deberiamos disponer de una agencia secreta, un método genial para que la diversión de la niñez no desaparezca en la edad adulta. El niño que se entretiene solo es un niño raro, pero feliz. El adulto que lleva mal la soledad siempre tiene la posibilidad de trabajar para su propia agencia; así dispondrá de divertidos secretos y de otras maravillas que le harán feliz.
Lo que toda buena Agencia secreta espera de sus agentes: disfruten de las esperas; no automaticen su día a día; renieguen del abuso del sofá; lean mucho y bien; vean todas las películas que les sea posible; caminen; corran; viajen; no hagan turismo; no traten con distancia a los extranjeros; escuchen; visiten papelerías; coleccionen toda clase de cosas; graben el sonido de su risa con un magnetófono y escúchenla; no den órdenes; intenten ducharse con agua fría a partir de abril; aprendan todo lo que sea posible sobre los shandys y sobre la preparación de la cerveza con limón; pierdan la vergüenza; digan no con una sonrisa; digan sí con una sonrisa; no escriban demasiado en los blogs; escriban compulsivamente; enseñen lo que escriban sin pudor; no se mortifiquen; sean generosos con el prójimo; sean generosos con ustedes mismos; visiten si pueden el Ganges y vean arder a los cuerpos sobre el agua.
Señoritos en el dos de mayo
Hoy, dos de mayo, mucho se habla de historia de España, mucho y mal. Los factos que ha montado Esperanza Aguirre y Gallardón en Madrid, y los de esta tarde en Móstoles, con el Rey Borbón en primera fila, son completamente increíbles desde el punto de vista histórico y político.
El dos de mayo debería ser considerada una festividad ácrata, y lo digo porque fue por aquel entonces que el pueblo español dío muestras de su espíritu anarquista, una tendencia política que en España se ha desarrollado más que en ningún país del mundo (al menos hasta la Guerra Civil).
Durante el dos de mayo de 1.808 las autoridades absolutistas españolas huyeron como ratas del barco a la entrada del despostismo ilustrado de Napoleón Bonaparte. Así, el pueblo de Madrid, ante el vacío de poder, se levantó contra los invasores franceses; un hecho del que casi no existen analogías en la historia universal.
Hoy, los herederos espirituales de los que provocaron la tragedia de 1.808 manipulan lo que debería ser una celebración popular. La casta de señoritos españoles demuestran hoy lo que demostraron hace dos siglos: Un profundo desprecio hacia el pueblo llano.
Quizá algún día las carrozas, llenas de cobardes, salgan otra vez pitando hacia Bayona.
El dos de mayo debería ser considerada una festividad ácrata, y lo digo porque fue por aquel entonces que el pueblo español dío muestras de su espíritu anarquista, una tendencia política que en España se ha desarrollado más que en ningún país del mundo (al menos hasta la Guerra Civil).
Durante el dos de mayo de 1.808 las autoridades absolutistas españolas huyeron como ratas del barco a la entrada del despostismo ilustrado de Napoleón Bonaparte. Así, el pueblo de Madrid, ante el vacío de poder, se levantó contra los invasores franceses; un hecho del que casi no existen analogías en la historia universal.
Hoy, los herederos espirituales de los que provocaron la tragedia de 1.808 manipulan lo que debería ser una celebración popular. La casta de señoritos españoles demuestran hoy lo que demostraron hace dos siglos: Un profundo desprecio hacia el pueblo llano.
Quizá algún día las carrozas, llenas de cobardes, salgan otra vez pitando hacia Bayona.
El barrio de Salamanca
Leo esto en la edición digital de El Mundo:
MADRID.- Los compromisarios del PP que están promoviendo un cambio en los Estatutos del Partido Popular para que se elija a los candidatos mediante primarias han lanzado el Manifiesto del 2 de Mayo en el que piden "retomar la bandera de la regeneración democrática" en esta formación para que este proyecto "pueda ser capaz de volver a representar las aspiraciones de una mayoría de españoles".
Los dirigentes del PP del distrito de Salamanca, en Madrid, la agrupación con más afiliados de toda España (con cerca de 5.500 militantes) aseguran que su objetivo es aplicar "el principio democrático al ámbito interno del partido" y así superar el sistema actual de elección de dirigentes y candidatos porque éste "ha dejado de ser representativo".
¿Pero este no era el barrio aquel que Franco dio orden de que no lo bombardeara la aviación nacional?
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