Sin embargo, la rotundidad de Led Zeppelin no se debe a una mera coyuntura técnica. Sus arrolladores decibelios analógicos no serían nada sin el increíble espíritu de Plant, Page y compañía en los escenarios. Inmigrant song, una de las canciones con más nervio de la historia del rock, está dedicada a Leif Eriksson, hijo de Erik el rojo y jefe de la expedición vikinga que llegó a las costas de Terranova en torno al año 1.000.
Con esta canción la música de Led Zeppelin comenzó a ser conocida con la etiqueta de Hammer of the Gods, el martillo de los dioses, pues la letra hace referencia explícita a las conquistas nórdicas y a su misteriosa religión: To fight the horde, singing and crying / Valhalla, I am coming! Pues eso, a disfrutar de los truenos del Mjolnir.